Trujillo y sus clubes nocturnos: Eje de la prostitución en el norte peruano

El escaso capital requerido para iniciar el negocio del comercio con “el propio cuerpo” y la alta rentabilidad del “negocio” son las razones por las que caer en el mundo de la prostitución es tan fácil, y genera incluso migración interprovincial en el país.

Trujillo se ha convertido en un particular “hub”, un eje norteño en este proceso de migración sexual. Mujeres de la costa norte y algunas ciudades de la selva, llegan a la ciudad para alimentar sus principales locales nocturnos, según figura en el Diagnóstico sobre trata de mujeres, niños y niñas en ocho ciudades del Perú, de la ONG Flora Tristán.

MENTIRAS VERDADERAS. Grecia tiene algo más de veinte años, y trabaja porque tiene un hijo que criar en Piura. “Mis padres creen que tengo un novio acá que me ayuda con el dinero”, confiesa, explicando la excusa que brinda en casa para justificar sus viajes de fin de semana a la “Capital de la Primavera”.

Su conversación y su espectáculo “privado” duran lo que la jarra de una falsa cuba libre lo permita. Este trago, que pueden costar noventa soles, no es más que un litro de agua, con unos pocos chorros de ron y coca cola, para darle color.

Por ciento cincuenta soles, Atena -que tampoco es su apodo real- aceptaría tener relaciones sexuales en un cuarto de poco más de dos metros cuadrados con un sofá, cortesía del local para los encuentros íntimos.

JUNTANDO CAPITAL. Karen sólo está reuniendo dinero para poner una peluquería y abandonar los bailes, los trajes cortos y los coqueteos masculinos. Ella asegura aceptar sólo los vasos de tragos, que cuestan alrededor de veinte soles, y conversar con quienes se los invitan. Nada de besos, nada de caricias, nada de sexo.

Alondra también trabajaba en uno de estos clubes nocturnos, pero aparentemente voló. Según dicen en su ex centro laboral, se fue a Lima y puso en marcha un pequeño negocio. Ella, al igual que Karen, también se rehusaba a los “encuentros amorosos”.

Según se pudo saber, las bailarinas pueden hacerse de entre cuatro y seis mil soles en un mes.

LEY EN ENTREDICHO. Entre los procedimientos policiales indicados al intervenir un club nocturno, los efectivos deben “verificar que las acompañantes de baile sean mayores de edad y estén provistas de Carné Sanitario”.

La calificación de “acompañantes de baile” evita dirigirse directamente como “prostitutas” a las mujeres que ahí laboran, y podría guardar directa relación con que el proxenetismo esté penado por ley en el país (artículo 179 del Código Penal), con un mínimo de cuatro años.

Por otra parte, la necesidad del carné sanitario -norma no siempre acatada por la usual informalidad del negocio- implicaría que las chicas deban realizarse un análisis médico al menos cada mes, para descartar las múltiples enfermedades de transmisión sexual existentes.

PROTECCIÓN APARENTE. Los locales les brindan a las chicas un aparente resguardo frente a los riesgos del ejercicio de la prostitución en la calle. Además, les otorga un estatus que, precisamente, eleva el costo de sus “servicios”.

Asimismo, en muchos casos los dueños de los locales brindan techo y comida a algunas de las jóvenes. Esto sirve principalmente para auxilio de las que recién comienzan, tras llegar de otras ciudades.

Estas “facilidades” podrían generar un consiguiente estado de dependencia hacia su empleador, que rayaría con la trata de personas. (Correo)
Trujillo y sus clubes nocturnos: Eje de la prostitución en el norte peruano Trujillo y sus clubes nocturnos: Eje de la prostitución en el norte peruano Reviewed by Valle Chicama on agosto 08, 2011 Rating: 5

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