En medio de una región golpeada por la inseguridad, obras inconclusas y una grave crisis en el sistema de salud, el gobernador de La Libertad, César Acuña Peralta, ofreció este jueves su discurso por Fiestas Patrias ante el Consejo Regional. Durante más de una hora, Acuña repitió varias promesas que ya ha hecho en años anteriores, sin ofrecer plazos, avances ni soluciones concretas a los problemas más urgentes que enfrenta la región.
Uno de los temas que más llamó la atención fue el de la seguridad ciudadana. Aunque reconoció que no es competencia directa del Gobierno Regional, aseguró que seguirán invirtiendo en apoyo a la Policía Nacional. Volvió a prometer que el laboratorio de criminalística de Trujillo será su “obra emblemática” en materia de seguridad, pese a que este proyecto lleva años sin ejecutarse. También mencionó la futura construcción de la base Diones, pero evitó dar una fecha concreta para su inicio. A estas alturas, muchos consideran que estas promesas ya se han convertido en un estribillo vacío.
En materia de obras públicas, el gobernador afirmó que su gestión ha ejecutado más de 300 obras en lo que va del año. Sin embargo, no detalló de qué obras se trata ni cuál ha sido su impacto real en la vida de los ciudadanos. Entre el público, varios asistentes comentaron que han escuchado exactamente las mismas afirmaciones en años anteriores, sin resultados tangibles en sus comunidades.
Sobre salud, Acuña anunció la construcción de once hospitales en distintas provincias, aunque no especificó en qué estado se encuentran los expedientes técnicos ni cuándo empezarán las obras. También evitó referirse al colapso de la infraestructura hospitalaria existente. En educación, solo habló de la entrega de kits escolares, pero ignoró por completo la crítica situación de muchos colegios de la región, donde ni siquiera hay acceso a internet para utilizar los materiales entregados.
Más allá de lo dicho, lo que más resaltó fue lo que no dijo. En ningún momento mencionó sus frecuentes viajes relacionados con su universidad privada, un tema que ha generado cuestionamientos constantes. Tras finalizar su discurso, Acuña evitó responder preguntas de la prensa y se retiró rápidamente del recinto. La escena durante su alocución fue reveladora: varios funcionarios mostraban evidente desinterés, algunos revisaban sus celulares, y otros simplemente cabeceaban.
El mensaje del gobernador, lejos de generar esperanza o confianza, dejó una sensación de repetición, omisión y desgaste. La Libertad continúa esperando respuestas reales mientras sus autoridades parecen atrapadas en una retórica que ya no convence a nadie.

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