Erosión revela explotación infantil en Buenos Aires

Trujillo. Cómo duele crecer. Tras el informe publicado por La Industria sobre la aparición de un emergente relleno sanitario en el sector sur de la playa de Buenos Aires, la Dirección Ejecutiva Regional Sectorial (ex Dirección Ejecutiva de Salud Ambiental) descubrió ayer que algunos padres de familia obligan a sus hijos a trabajar rompiendo —combas en mano— enormes bloques de concreto y ladrillos arrojados en las orillas del litoral para, así, extraer los fierros de construcción y venderlos por kilos para ganarse la vida.

Ayer el propio jefe de la ex Dirección de Salud Ambiental, Arístides Aurora Prado, acudió hasta el lugar en mención para inspeccionar las terribles condiciones de contaminación de suelos y aguas marinas, acompañado de la responsable de la Unidad de Medio Ambiente y Desarrollo Social de la Municipalidad Distrital de Víctor Larco Herrera, Giovanni Marín Martínez.

Sin embargo, durante su recorrido, ambas autoridades encontraron a una madre de familia, su hijo y su sobrina, de 10 y 9 años de edad, respectivamente, destrozando —premunidos de grandes martillos— el duro cemento y ladrillos arrojados de entre las rocas, a tan solo cinco metros de las fuertes olas. Es decir, los tres exponían sus vidas e integridad física en el naciente relleno sanitario, flanqueado por un basural.

“Trabajamos aquí, hace algunos años, sacando los fierros oxidados del material de desmonte que arrojan los volquetes y los vendemos a los recicladores. Por cada kilo, nos pagan 60 céntimos y con ese dinero nos ganamos la vida y podemos comer. Yo no obligo a trabajar a nadie, sino, ellos (refiriéndose a los niños) me ayudan por voluntad propia, pues saben que pasamos muchas necesidades”, comentó una resignada Imelda Tapuyima Satalaya (56).

Pura inmundicia

Conforme avanzaba la inspección, Arístides Aurora y Giovanni Marín llegaron hasta los criaderos de cerdos, vacas y piscigranjas creadas por los moradores sectoriales, quienes al notar la presencia de las autoridades sanitarias y ediles responsabilizaron al Gobierno Regional de convertir el lugar en un botadero.

Cabe precisar que minutos antes los funcionarios descubrieron al vehículo de placa de rodaje T3Q-928 arrojando desmonte en la ribera costera. Uno de los recicladores, Juan Liñán Burgos (68), dijo que a diario gana entre tres y cinco nuevos soles, recolectando fierros, cartones y botellas plásticas apostadas en el nuevo botadero de la ciudad. Por último, la representante de la comuna de Víctor Larco, Giovanni Marín, dijo que adoptará medidas urgentes y trasladará el desmonte al relleno sanitario de El Milagro.

Carlos Flores Balarezo | La Industria