Otuzco: aseguran que chofer se quedó dormido tras manejar 14 horas seguidas


TESTIMONIO CRUCIAL

Hasta que por fin habló. Santos Aredo Salvador, el ayudante del bus de Horna que el sábado 13 cayó a un precipicio de 200 metros, en Otuzco, ha confirmado, desde la clandestinidad, lo que hasta hoy era solo como una sospecha: el chofer del vehículo, Santos Eduardo Rivera Chacón, había manejado más tiempo del que permiten las normas de seguridad vial, lo que causó que el sueño le gane y vaya a parar al abismo en el que murieron 40 personas, la mayoría de ellas profesionales con un futuro francamente prometedor.

De acuerdo con el testimonio de Aredo, el ómnibus partió de la agencia de Horna, en la avenida América, a la 1:30 p.m. del viernes, y llegó a Huamachuco a las 8:30 p.m. Una vez allá, Rivera Chacón le dijo que esa misma noche regresarían a Trujillo, por lo que al rato se aprestó a subir a la bodega el equipaje de los pasajeros que habían comprado su boleto para el turno de las 10:30 p.m.


En resumen, habían pasado apenas dos horas desde que arribaron a la ciudad del ande, pero ello no fue impedimento para que se les ordene otro viaje igual de largo y cansado que el que acababan de hacer.
“En cuanto llegamos a Huamachuco, a las 8:30 de la noche, bajamos las encomiendas, el equipaje, y a las 10:30 salimos de regreso; nos descansamos nada”, dijo, para luego añadir que el único piloto en el vehículo era Rivera, no había nadie más a parte de él que se haga cargo del volante.


Asimismo, dijo que hubo un pasajero que subió en la bodega, y otro (una mujer) adelante, junto al chofer. Sobre el que iba en la bodega, precisó que, al preguntarle a Rivera por él, este le dijo que “era familia”, aunque no precisó si de los  Horna o de Rivera mismo.

“Él se embarcó en la agencia –añadió–, y la señora que iba adelante también”. Con esto, resulta obvio pensar que no solo Rivera estaba al tanto del hombre que iba acomodado entre las maletas, sino también los administrativos de la empresa.

Luego se sabría que aquella persona había sido Enrique Genaro Echeverría Marín, ingeniero civil que venía a Trujillo para reencontrarse con su familia. Echeverría trabajaba en Sanagorán y estaba ansioso por venir porque había comprado una camioneta, pero no había podido estrenarla aún por un retraso en la tramitación de la placa.

Se suponía que, al llegar, el sábado por la mañana, iba por fin a conducir su reciente adquisición; el plan era irse de paseo con sus padres, pero la muerte le impidió hacerlo. El joven profesional fue velado en su domicilio de la calle Amazonas, por la avenida del Ejército.

AMENAZADO

De otro lado, Aredo Salvador contó que, antes de la tragedia, Rivera hizo una maniobra para esquivar un camión que se había malogrado a mitad de camino. Lo que ocurrió después es una pesadilla de la que aún no consigue despertar: el sueño terminaría venciendo al desafortunado chofer y haría que el vehículo vaya acabe en el abismo.

Sobre cómo logró salvarse, dijo: “Me escapé por la ventana, y luego, estando echado en el piso, me di cuenta que el bus se fue hasta abajo (…) Todo estaba oscuro, y me fui gateando a la pista a buscar ayuda, pero en el desvío no había ningún policía. Lo que me quedó hacer fue esperar cualquier carro, camión o auto. Y he venido a avisar acá (a Trujillo) a la señora Melva Horna”.

De igual manera, sostuvo que Horna le dijo que vaya a descansar a un cuarto del segundo piso, pero en cuanto lo hizo, cerraron las puertas del inmueble y no lo dejaron salir. En otras palabras, lo “secuestraron”, al parecer para que no declare sobre cómo había ocurrido el accidente y ocultar, así, la responsabilidad de la empresa.

Más tarde le hicieron firmar papeles en blanco y le pidieron su DNI para sacarle copias. Lo dejaron ir al siguiente por la noche.

Por ahora, Santos Aredo Salvador se encuentra en la clandestinidad. Teme por su vida: dice que ha recibido amenazas de muerte, por lo que ha decidido ocultarse, aunque en cualquier momento deberá declarar oficialmente sobre lo sucedido aquel sábado funesto. Para nadie es un secreto que su testimonio es clave en las investigaciones.

“NO SE DURMIÓ”

Vale indicar que, en diálogo con SATÉLITE, la esposa de Rivera, Andrea Fernández Crisólogo, defendió la memoria de su fallecida pareja y descartó que se haya dormido.

“No lo digo porque sea mi esposo, pero todos en la ruta lo conocían y sabían que era muy responsable, por lo que él no se quedó dormido. Hasta ahora no sabemos qué ha sucedido, hay varias versiones, pero tampoco quieran acusarlo porque no es cierto que le ganó el sueño”, acotó.

También instó a la prensa y a la Policía a que descubran la verdad sobre la explotación de los choferes de Horna. “Ellos se van solos, no les pagan sus beneficios, los mandan en carros con fallas; no hay quien controle esto. Además, la mayoría no tiene copilotos, solo ayudantes”.

Por su parte, Rosa Rivera Fernández, hija del conductor, descartó lo que dijo la empresa sobre la presencia de dos choferes por ómnibus.

“Si es así, ¿dónde está el cuerpo del otro piloto? La Policía y la Fiscalía pueden ir a la empresa y ver en la guía que mi padre ha viajado solo toda la vida”, denunció. SATELITE
Otuzco: aseguran que chofer se quedó dormido tras manejar 14 horas seguidas Otuzco: aseguran que chofer se quedó dormido tras manejar 14 horas seguidas Reviewed by Valle Chicama on abril 22, 2013 Rating: 5

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