El vendedor de caramelos que maneja millones: la sospechosa designación de María Acuña como gerente de su inmobiliaria
Segundo de Fina, comerciante ambulante de dulces y cigarrillos, figura como máxima autoridad de Los Alizos, empresa valorizada en 7 millones de soles que enfrenta deudas millonarias con la SUNAT.
Una investigación periodística ha destapado una peculiar situación que involucra a la congresista María Acuña Peralta y un humilde vendedor de caramelos de Chiclayo, cuyo nombre podría pasar desapercibido en cualquier galería comercial, pero que en los documentos oficiales aparece como gerente general de una millonaria empresa inmobiliaria.
Segundo de Fina, conocido en Chiclayo como el hombre mayor que vende dulces, cigarrillos y artículos de escritorio en un modesto puesto de galería, ostenta en el papel un cargo que contrasta radicalmente con su realidad cotidiana: es el gerente general de la inmobiliaria Los Alizos, empresa vinculada directamente a la parlamentaria de Alianza para el Progreso.
De vendedor ambulante a gerente millonario
La contradicción salta a la vista de inmediato. ¿Cómo puede un comerciante sin título profesional registrado y sin experiencia comprobable en gestión empresarial dirigir una compañía inmobiliaria con capital inicial cercano a los siete millones de soles?
La respuesta se encuentra en una decisión tomada por la propia congresista Acuña en 2020, cuando asumió funciones parlamentarias y decidió delegar la representación legal de su empresa a De Fina. Así, de manera aparentemente casual, el vendedor de dulces se convirtió en la máxima autoridad administrativa de Los Alizos.
Esta designación genera serias interrogantes sobre los verdaderos mecanismos de control y administración de la empresa, especialmente considerando que De Fina no cumple con el perfil mínimo exigible para una responsabilidad de tal magnitud.
Alertas de posible testaferro
Fuentes consultadas por el programa Panorama y especialistas en derecho societario han encendido las alarmas sobre esta irregular situación. Los expertos advierten que este tipo of prácticas configuran indicios claros de la utilización de testaferros.
"El gerente general tiene que ejercer las funciones de administración total. Si la persona solo firma documentos por encargo de terceros, asume responsabilidades administrativas y penales sin saberlo", explicó una abogada especializada en derecho societario al programa de investigación.
Esta advertencia cobra especial relevancia cuando se analiza la trayectoria de Los Alizos desde su constitución como Empresa Individual de Responsabilidad Limitada (EIRL) en 2015.
Una empresa con proyectos millonarios
La inmobiliaria de Acuña nació con un capital que sobrepasaba ampliamente el promedio de emprendimientos similares, que usualmente son pequeños negocios familiares. Desde su creación, Los Alizos ha desarrollado proyectos inmobiliarios de gran envergadura en Chiclayo, incluyendo la urbanización El Santuario.
Mientras la empresa ejecutaba estos multimillonarios desarrollos inmobiliarios, De Fina continuaba con su rutina diaria: cobrar alquileres de puestos en la galería donde vive y ofrecer galletas a un sol a los transeúntes.
Esta dualidad entre la magnitud de los proyectos empresariales y la realidad cotidiana del supuesto gerente general profundiza las sospechas sobre el verdadero funcionamiento de la compañía.
Problemas legales y tributarios
La situación se complica aún más cuando se revisan los problemas actuales que enfrenta Los Alizos. La empresa mantiene deudas tributarias millonarias con la SUNAT y enfrenta un proceso fiscal por presuntos delitos económicos.
En todos los documentos revisados por las autoridades, el nombre de Segundo de Fina aparece como responsable directo de estas obligaciones y procesos legales. Esta situación lo convierte en una figura extremadamente vulnerable frente a posibles sanciones, a pesar de su evidente desconocimiento técnico y académico en materias empresariales y tributarias.
El vendedor de caramelos podría enfrentar consecuencias legales por decisiones y operaciones de las que, presumiblemente, no tiene conocimiento real ni control efectivo.
Silencio parlamentario
María Acuña Peralta, consultada específicamente sobre este caso por medios de comunicación, ha optado por el silencio absoluto. La congresista evitó responder cualquier pregunta relacionada con la designación de De Fina como gerente general de su empresa.
Durante las últimas semanas, la legisladora ha sido vista acompañando a la presidenta Dina Boluarte en actividades oficiales realizadas en Chiclayo, manteniendo su agenda política normal. Mientras tanto, su "gerente general" continuaba atendiendo su puesto de golosinas en la galería, ajeno a las investigaciones que se desarrollan en torno a la empresa que supuestamente dirige.
La parlamentaria no ha ofrecido explicaciones sobre por qué un hombre dedicado exclusivamente a la venta ambulatoria figura como la cabeza formal de su multimillonaria inmobiliaria, ni ha aclarado cuáles son las verdaderas funciones que ejerce De Fina en la empresa.
Un caso que genera precedente
Esta investigación pone sobre la mesa una práctica que podría ser más común de lo que se imagina en el mundo empresarial peruano: la utilización de personas de escasos recursos y conocimientos limitados como pantalla legal para operaciones comerciales de gran envergadura.
El caso de Los Alizos y Segundo de Fina representa un ejemplo paradigmático de cómo las formalidades legales pueden ser utilizadas para ocultar las verdaderas estructuras de poder y control empresarial, dejando a personas vulnerables expuestas a responsabilidades que exceden ampliamente su comprensión y capacidad de gestión.
Las autoridades competentes deberán determinar si esta situación configura delitos relacionados con la utilización de testaferros y lavado de activos, mientras el humilde vendedor de caramelos sigue ignorando que, en los papeles, es responsable de una empresa de millones de soles.

No hay comentarios: