Al menos diez años de terapia requiere “Gringasho”, según psiquiatra

Sicarios como “Gringasho” requieren al menos diez años de terapia psicológica continua para recuperarse, pero además debe descubrírsele algún talento y brindársele oportunidades laborales que le permitan ganarse la vida honradamente y lejos de la violencia, sostuvo el psiquiatra Freddy Vásquez.

El especialista en salud mental indicó que, según estudios realizados por el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, los sicarios y otros delincuentes violentos provienen de hogares disfuncionales y donde la agresión entre sus miembros es cotidiana.

A ello se suma, dijo, el reforzamiento de la conducta delictiva por algún familiar de mayor edad con experiencia en el delito, quien es visto por el menor como un modelo a imitar por el tren de vida que lleva y porque recibe a cambio un considerable ingreso económico o material.

En el ámbito afectivo, el perfil del sicario muestra a una persona cuya capacidad para querer o expresar sus sentimientos se reduce a muy pocas personas, como la pareja o un pariente específico, y no le importa los demás, al punto de no tener compasión para perpetrar el crimen por encargo.

Vásquez Gómez consideró importante trabajar no solo con el sicario, a través de una terapia cognitivo-conductual, sino también con su entorno familiar, con un plazo de al menos diez años.

Uno de los objetivos de esta terapia es encontrar alguna cualidad positiva o talento en el paciente, a fin de potenciarla con una debida capacitación laboral.

“Todas las personas tienen algún talento, manual o intelectual, en el que destacan y que puede ser maximizado con una preparación adecuada y que le permita encontrar satisfacción y sentido a su existencia”, manifestó.

Además, se debe ofrecer una oportunidad de trabajo para que esta persona pueda convencerse de que es posible cambiar de vida sin tener que actuar al margen de la ley ni causar daño a nadie.

A "Gringasho", de 17 años, se le sindica como integrante de la banda delictiva "Los malditos de Río Seco", que opera en el departamento de La Libertad y se dedica a la extorsión de comerciantes y al asesinato a sueldo (sicariato).

El 12 de mayo fue recapturado por la Policía Nacional en Lima, luego de haber fugado del Centro Juvenil de Readaptación La Floresta de Trujillo. Su captura fue posible luego de un paciente seguimiento a Jazmi Isabel Marquina Cáceres, mujer identificada como su pareja sentimental. CORREO