Docente seductor amenaza con no firmar a sus dos bebés

Trujillo. En lugar de asumir las consecuencias de sus malos actos y afrontarlas como un verdadero hombre, Wilder Valdemar Baltodano Miranda (42) —el profesor de Matemáticas acusado de seducir y embarazar a dos hermanas de 13 y 15 años de edad cuando eran sus alumnas en el colegio Progreso Joven del distrito La Esperanza—, éste no ha encontrado peor forma de detener las investigaciones en su contra que amenazando a las menores con no reconocer a sus bebés si no retiran la denuncia fiscal.

Así lo denunció ayer una de las hermanas adolescentes agraviadas, R.R.P. (17), quien contó a periodistas de La Industria que el mal docente fue ayer a buscarlas hasta su humilde vivienda, ubicada en el polvoriento asentamiento humano esperancino María Elena Moyano, para condicionarle a ella, a su madre y a su hermana, su apoyo económico a las criaturas recién nacidas —lo que en realidad es su obligación— si es que no desistían de asentar la denuncia en la Fiscalía Mixta de La Esperanza.

“Wilder llegó hoy (ayer) a las 5 de la mañana, junto con su mamá, y nos prometió que se iba a hacer cargo de la manutención de los dos bebés (la tarde del viernes su hermana de 15 años G.R.P. dio a luz al que sería hijo del educador), y que los firmaría, pero que no hagamos escándalo. Sin embargo, nos amenazó diciendo que si seguíamos adelante con la queja en Fiscalía, no reconocería a las criaturas que también son hijos suyos”, refirió con el rostro bañado en lágrimas de indignación.

Asimismo, R.R.P. (17) dijo que Wilder Baltodano Miranda le confesó —según él— que a raíz de las denuncias periodísticas en su contra fue despedido del centro educativo particular de Chao en donde laboraba y le rogó tenga misericordia de su madre porque, supuestamente, estaba muy enferma y sufría del corazón. “Pero nosotros no le tendremos piedad porque él no tuvo pena de que sus hijos pasen hambre y sufran. Con apoyo de la Defensoría y del Ministerio de la mujer seguiremos adelante”, sostuvo.

Nadie huye de su conciencia
En vista de ello, reporteros de este diario acudieron ayer hasta el domicilio de Wilder Baltodano, en La Esperanza, para recoger su versión. Sin embargo, una mujer respondió del otro lado de la puerta: “Aquí no vive ningún profesor Wilder”.

Luego, ante tanta insistencia, la misma fémina dijo: “El señor alquilaba un cuarto aquí, pero ya se fue hace seis meses”. No obstante, minutos después salió el adolescente sobrino político del acusado y confesó: “Mi tío ha salido desde temprano y no sé a qué hora volverá”.

Carlos Flores Balarezo | Redacción La Industria